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Siete cosas que debes saber si quieres ir de vacaciones a Madeira

Entre bosques de laurisilva, levadas y acantilados de vértigo, la isla de Madeira (Portugal) es una buena opción para planear un viaje de naturaleza

Qué son las 'levadas' de Madeira, un mundo de piedra, agua y lujurias vegetales

Salto de agua en la levada de Alecrim J.C.

JAVIER CARRIÓN

De un tamaño como el de Lanzarote o La Palma, algo menos de 800 km2, en la misma latitud que Casablanca, Madeira parece difuminarse al observar el mapa del Atlántico. Es un pequeño engaño visual porque esta isla asombra al visitante cuando la recorre tranquilamente cruzando largos túneles y sinuosas carreteras, profundos acantilados y unas nubes que se enganchan a los picos más altos de esta masa volcánica emergida desde una profunda depresión marina de 2.500 metros hace millones de años.

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Vista del Curral das Freiras desde el Miradouro Eira do Serrado J.C.

Miradores

Si las brumas no lo impiden, se puede subir en coche hasta el Pico do Arieiro, con sus 1.818 m para proseguir por otro sendero hasta Pico Ruivo (1.862 m), el techo de la isla, y observar el espectáculo de las nubes que ascienden aceleradamente la vertiente norte y se despeñan en el valle del Curral das Freiras (el establo de las monjas), también admirable desde el Miradouro Eira do Serrado. Más al este sorprende el paisaje agreste y seco de la Ponta de São Lourenço. Se pueden admirar sus bellas rocas de colores desde la Ponta do Rosto. Otro mirador imprescindible está en Cabo Girao, el más alto de Europa, a 580 metros de altitud.

2

Porto Moniz J. C.

La excitante costa norte

Si quieres descubrir el lado más salvaje y auténtico de Madeira, debes desplazarte a la cornisa septentrional que va desde Porto Moniz hasta Porto da Cruz. A algunos les recordará Galicia porque llueve como en nuestra esquina española, pero las piscinas naturales de este puerto ballenero hasta 1980 son muy apetecibles, así como sus casas de comidas con productos del mar. Los nuevos túneles han facilitado el paso por esta cornisa donde no te puedes perder la playa de Ribeira da Janela, de guijarros y piedras pero con unas gigantescas formaciones rocosas, y la visita a Seixal con otra piscina natural con unas aguas más tranquilas y cristalinas. La ruta por espectacular norte se puede realizar desde Funchal en jeep con más emociones durante un día con Adventure Madeira (www.adventuremadeira.com) por 48 euros.

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Casas de Santana Koshelyev / CC

Las casas tradicionales de Santana

También en el noreste madeirense, donde abundan los bosques de laurisilva, son muy típicas las viejas construcciones en madera con tejado de olmo, algunas de tan solo un cuarto con la cocina en una construcción aparte. En casi todas las casas triangulares de paja de Santana puedes adquirir una gran variedad de productos locales, artesanales y tradicionales.

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Quinta do Barbusano JC

La isla del vino

Madeira es la cuna del vino blanco y dulce, a pesar de que sus viñas retan al vértigo y a la paciencia. Su afamado vino, que cruzó el océano para ser la bebida de moda en Boston en los siglos XVIII y XIX o incluso en el Far West, llegó a competir con el oporto, tan amado por los aristócratas británicos. Hoy, los turistas degustan algunas de sus marcas históricas, como 'Blandy's', pero pueden probar además nuevos caldos como los que produce Quinta do Barbusano desde 2006 en São Vicente. La bodega organiza visitas por sus viñas escalonadas, protegidas del viento por el brezo en un bellísimo paisaje, y degustar tres vinos blancos, un rosado y dos tintos en un tour de hora y media por 15 euros. Se puede probar también la carne de pincho o espetada y el pan más popular de la isla, el bolo do caco.

5

Levada de Alecrim J. C.

Red de levadas

La mayor singularidad de Madeira es su prodigiosa red de levadas o acequias, que sus habitantes comenzaron a construir en 1439 para llevar agua a sus cultivos de caña de azúcar, frutas y flores. Aseguran que todavía existen hoy más de 3.000 kilómetros de estos conductos, grandes y pequeños, que captan las aguas en la cabecera de los valles y se distribuyen por toda la isla. Hoy los madeirenses pagan entre 10 y 25 euros al año por el acceso a este riego, pero las levadas se utilizan también como senderos naturales para los aficionados al 'trekking'. La oferta es muy amplia, pero se puede elegir entre una treintena de levadas y veredas recomendables, como las más populares, Caldeirão Verde, o 25 Fontes, y otras menos transitadas como la Levada do Alecrim y la Lagoa do Vento. Inf: www.madeira-adventure-kingdom.com/es/

6

Catedral de Funchal J. C.

Calles y mercados de Funchal

La capital de Madeira merece una visita sosegada para recorrer sus calles estrechas y visitar su catedral del siglo XV. Santa María es la rua principal del barrio antiguo dedicado tradicionalmente a la pesca y a otros oficios, una vía de 600 metros entre el Largo do Poço y el Largo do Socorro repleta ahora de bares, restaurantes y tiendas con una singularidad. Desde 2009 las antiguas puertas han ido transformándose en piezas de arte al ser pintadas por un puñado de artistas anónimos y conocidos, siempre que su propietario lo permitía. Tampoco se puede obviar el Mercado dos Lavradores (1940) con sus verduras y frutas tropicales y la Lonja de Pesca para comprobar como el pez sable negro, un pez espada que se captura a grandes profundidades, se ha convertido con el atún en el manjar estrella de la isla. De la mano de Roberto, Wine Tours Madeira (www.winetoursmadeira.com) organiza una excursión de medio día con nueve paradas para probar las delicias gastronómicas de la isla, incluyendo el vino de Madeira, el pez sable negro, el chocolate de 'Uau Cacau', la poncha –su popular aguardiente, mezclado con miel de caña y zumo de limón o naranja natural–, las tapas de O Calhau o las galletas tradicionales de la Fábrica Santo Antonio. El precio de este tour 'food and wine' es 60 euros.

7

Carreiros do Monte J. C.

Jardines y carreiros

Por último, no está de más tomar el teleférico de Funchal para llegar a Monte y disfrutar de los Jardines Tropicales de Monte Palace con plantas tropicales de los cinco continentes incluyendo orquídeas, helechos arborescentes y sesenta variedades de zicas. Esta obra maestra fue creada por José Berardo e incluye una de las colecciones de azulejos más importantes de Portugal que provienen de palacios, iglesias, capillas y casas privadas. Para terminar la excursión nada como volver a disfrutar como un niño lanzándose colina abajo en un trineo de mimbre sin ruedas gracias a la ayuda de dos hombres vestidos de blanco y con sombrero de paja. Los carreiros do Monte eran un medio de transporte entre el barrio do Monte y el centro de la capital de Madeira durante el siglo XIX y parte del XX y hoy son toda una atracción turística. El vertiginoso descenso de dos kilómetros cuesta 25 euros por persona.

Cómo llegar: TAP (www.flytap.com) mantiene vuelos a Madeira vía Lisboa desde Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Alicante y Málaga. Dónde dormir: Belmond Reid's Palace (www.belmond.com), el hotel más histórico y lujoso de la isla con huéspedes tan ilustres como Sissi, el capitán Scott, Eduardo VII, Guillermo Marconi o Winston Churchill. Dónde comer: Restaurante Avista y Galaxy Sky Food, en Funchal. Inf: www.madeiraallyear.com

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