El filósofo catalán olvidado y gaseado por los nazis
Se recupera el único ensayo del pensador catalán Josep Torres Tribó, asesinado en el castillo Hartheim en 1941
Diego Garrocho: «Los periodistas y los filósofos persiguen la misma presa, la verdad»

Josep Torres Tribó, filósofo anarquista y maestro republicano, murió dos veces. La primera, el 22 de septiembre de 1941, en una cámara de gas en el castillo de Hartheim. La segunda, poco después, cuando sus escritos fueron cayendo en el olvido y nadie ... se molestó en rescatarlos. Ni las novelas de folletín, ni la obra de teatro; mucho menos el pensamiento filosófico comprendido en 'Elogi de la mentida', el único ensayo que escribió.
Un texto que bebía directamente de las tesis de Nietzsche y que, en pleno auge del racionalismo novecentista, apostaba por algo tan creativo y radical como reivindicar el valor de la mentira. Mejor aún, por «la superioridad de la mentira, la invención y el arte por encima de la verdad, la falsedad y el conocimiento». «Mentir es el fundamento del arte», defendía el malogrado pensador.
El libro, escrito en catalán y publicado en 1928, corrió la misma suerte que su autor y quedó sepultado por el paso del tiempo hasta que el filósofo e investigador de la Càtedra Ferrater Mora de la Universidad de Gerona Max Pérez localizó una copia entre libros y documentos de la antigua biblioteca del escritor Prudenci Bertrana.
A partir de ahí, comenzó una auténtica operación rescate que se ha traducido en la republicación, casi cien años después y en la pequeña editorial Edicions Cal·ligraf, del 'Elogi de la mentida' de Torres Tribó acompañado por una biografía del autor que Pérez firma junto a Edwin Evangelista y Alba Padrós. Es ahí donde puede seguirse el azaroso y trágico periplo de un intelectual que ambicionaba la colectivización de la cultura, se exilió a Francia y acabó gaseado por los nazis.
Nacido en Mollerusa (Lérida) en 1899, Torres Tribó estudió magisterio y desde muy joven se alineó con la acracia y el anarcoindividualismo. En Madrid, ciudad a la que llegó escapando de las acusaciones de anticlerical y libertario, trabajó como apuntador de teatro y crítico de arte, y escribió sus primeros artículos. Pacifista y antimilitarista, pasó dos años en la cárcel antes de instalarse en Barcelona y dedicarse casi por completo a la educación en instituciones como la Escuela Natura, el Ateneo Libertario de La Sagrera o su propia escuela en el barrio del Guinardó.
Durante la Guerra Civil, Torres Tribó se implicó en el bando republicano primero como maestro y más tarde en las colectivizaciones de Mora d'Ebre, Valls, Falset y Masroig, entre otros. El filósofo se exilió con su mujer y sus tres hijos cuando terminó la guerra, pero al otro lado de la frontera le esperaban el campo de Argelers primero y el alistamiento obligatorio en la Compañía de Trabajadores Extranjeros ( CTE), en los Alpes.
En agosto de 1940, con los nazis campando a sus anchas por Francia, Torres Tribó fue detenido y trasladado en tren a Mauthausen. Un año después, el 22 de septiembre de 1941, murió asesinado en una cámara de gas del castillo Hartheim, centro de exterminio en el que los nazis mataron a 18.000 personas entre discapacitados y prisioneros exhaustos. Torres Tribó, de apenas 41 años en aquel momento, fue uno de ellos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete